domingo, 26 de julio de 2015

Qué significa estar sano?

En nuestra cultura occidental solemos creer que estamos sanos y saludables cuando no sentimos ninguna dolencia, no estamos cansados, no existen síntomas e tos, vómitos o diarrea. Pensamos que por tener gripe estamos enfermos y nuestra salud no va bien. Imaginemos que un niño ha comido algo que no le sentó bien. En este caso, cómo debería reaccionar su cuerpo? Naturalmente, expulsando lo que provocó la molestía. De lo contrario, el niño podría empeorar. Si coge frío es normal que tenga tos, fiebre o temblores para poder aumentar el calor corporal y expulsar el frío del interior. Hoy en día no podemos estar en un estado de salud perfecto durante mucho tiempo. Al utilizar cuerpo estamos gastando energía continuamente. Existen muchísimos agentes que nos afectan, casi sin darnos cuenta: el clima, la alimentación, el nivel de exigencia vital etc. Así que, nuestro cuerpo necesita continua y regularmente recuperar la energía gastada y mantener su equilibrio orgánico. Una correcta alimentación es el mecanismo esencial para que esto ocurra. A menudo escuchamos a alguien decir: "Estoy muy bien. A mí nunca me duele nada. No siento frío ni calor". Una persona así, probablemente, esté peor de que ella piensa porque su cuerpo ha perdido la sensibilidad. Desde nuestro nacimiento, nuestro cuerpo posee la capacidad de mantenerse en buen estado de salud. Esta capacidad viene determinada a través de la sensibilidad corporal, que funciona como mecanismo auto-regulador y de autocontrol del cuerpo. La sensibilidad nos avisa del peligro y del daño que podemos hacernos. Cuando tocamos algo muy caliente, estando bien, es normal que nos quememos. La sensibilidad se manifiesta de distinas formas: - sentimos el frio y el calor para mantener la temperatura del cuerpo. - sentimos dolor en un órgano o en la parte del cuerpo donde se ha instalado el frío. Atrae la energia a la zona donde nos falta. Se trata de un proceso de autoreparación. Distinguimos a través del paladar los alimentos y sus sabores e inconcientemente elegimos los adecuados. Diferenciamos los colores por la vista, los sonidos por el oido, y los olores por la nariz. Elegimos por nuestras sensaciones y emociones a nuestra pareja y amigos, sentimos amor, intuimos lo que va a occurir. La sensibilidad se encuentra a pleno rendimiento con la energía vital, a través del plexo solar. La fortaleza de este órgano hace que se posea mucha sensibilidad. Esta nos avisa de posibles riesgos y peligros, manteniéndonos en su estado de salud excelente. Para mantenerla sensibilida es fundamental controlar el calor corporal. El calor es el resultado de la transformación de la energía vital. El cuerpo la obtiene de tres fuentes principales: de los alimentos, de la respiración y del movimiento. En la Medicina Oriental se mide el equilibio organíco de una persona para determinar su estado de salud. Así, existen tres niveles básicos: normal, malo y grave. Las personas que ya no tienen ningún síntoma y, por tanto, han perdido totalmente la sensibilidad corporal, están en el peor nivel. Los casos determinados como "muy graves" vienen derivados de: alimentación pobre en energía vital, prolongada falta de energía, enfriamiento del interior del cuerpo, pérdida de la sensibilidad y desaparición de los síntomas. En conclusión, disponer de buena salud no significa no sentir dolor. La buena salud significa poseer una cantidad elevada de energía vital, tener fuerza física, alta sensibilidad, bienestar emocional, y que todo ello se mantenga durante mucho tiempo.

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